Que universidad demanda el pais
Es cuestión de vida o muerte en Argentina,
recuperar y desarrollar los niveles educativos.
APIE, en Junio de 1973, decía: “En nuestro país,
el mantenimiento de un esquema educativo universitario de
origen liberal, hace centro en un grupo de profesiones “tradicionales”,
sin promover ni garantizar el estudio de nuevas areas que
constituyen la avanzada de la ciencia moderna, y lleva a una
dependencia que nos convierte en compradores de tecnología”.
Somos exportadores de cerebros e importadores de tecnología
y ciencia, cuando justamente en los cerebros al servicio del
país está la clave. Siete mil científicos
formados en el país ocupan puestos importantes en todo
el mundo.
El adelanto económico social en los próximos
decenios, mucho más en el marco de la globalización,
será la formación y calificación de los
recursos humanos. Estos avances en Ciencia y Técnica
deben tener a la Universidad como uno de los pilares fundamentales.
Es importante definir que papel juega la universidad, pues
existe, en general, un aislamiento académico con la
sociedad.
Expresa Mario Albornoz, investigador principal del CONICET:
“La Universidad es una institución que tiene
que estar en el contexto de la sociedad cumpliendo su cometido:
formar universitarios capaces y concientes, pensar la sociedad,
ofrecerle salidas…”
Pero esta producción de profesionales “capaces
y concientes” no parece cumplirse.
El desempleo se triplicó en Argentina, entre 1990 y
2002; entre los universitarios casi se cuadruplicó
(Estadísticas laborales 2003-Ministerio de Trabajo
de la Nación).
Se forman profesionales, pero la estructura económica
no les puede proporcionar trabajo. Es imposible dar respuestas
a la grave situación actual mientras no haya un proyecto
de país, con políticas activas y metas claras
concretadas a través de planes de corto, mediano y
largo plazo.
Es realmente débil e inconstante la relación
universidad-sectores productivos.
Por otro lado contamos con un empresariado formado en la sobreprotección
y dádivas fiscales. No están dispuestos, salvo
casos muy particulares, a incorporar nuevos conocimientos
generados en las universidades. La producción, protegida,
estaba orientada al mercado interno, a salvo de una fuerte
competencia, de donde no era necesario apelar a la innovación
tecnológica para ganar dinero. A posteriori, con la
apertura indiscriminada de la economía, en la Década
de los 90, la competencia fue tan tremenda, que impidió
que las empresas nacionales pudieran reaccionar.
Mariana Canavese, periodista y docente, encara
el problema de los problemas. “A la pregunta ¿Qué
Universidad para que país? Se responde automáticamente
que el problema presupuestario es el fundamental. Pero nadie
parece asumir otra pregunta posible: ¿acaso con un
presupuesto adecuado esta Universidad sería la que
el país necesita?”.
No podemos permitir que el aumento presupuestario logre mantener
todo como está, pero con recursos suficientes.
Pedimos con toda nuestra fuerza un aumento del presupuesto
universitario, para más y mejores instalaciones y equipos;
para mejorar sustancialmente la remuneración a los
docentes; para desarrollar la investigación técnica
científica; para lograr pensar en los problemas del
país y proponer soluciones.
Atilio Borón, sociólogo y politólogo
se preguntaba para que es necesaria la Universidad y respondía
que “Hace unos años se hubiera dicho que su función
era ser la conciencia crítica de su tiempo; hoy parece
que la función de la Universidad es servir a las demandas
del mercado. Para eso no necesitamos una Universidad; bastaría
con institutos terciarios. Pero ¿Argentina es un mercado
o somos una Nación”.
Debemos reaccionar. Debemos acumular conocimientos científicos
tecnológicos, demandando investigación con una
Universidad moderna que permita salir de la actual encrucijada
poniendo fin con la frustración existente, tanto entre
los estudiantes como en los docentes y egresados.
Junta Ejecutiva