A P I E   I n f o r m a

Boletín periódico bimensual | Número 19 - Octubre de 2011

Situación actual y perspectivas económicas futuras - Cont. Salvador Treber - Profesor de Postgrado FCE-UNC

A partir del 15 de septiembre de 2008 empezó a exteriorizarse en Wall Street y en el circuito real de los principales grupos empresarios estadounidenses una situación de virtual quiebra que venían disimulando a partir de principios del siglo XXI. Ello los obligó a “dibujar” sus balances exhibiendo utilidades inexistentes que, en las respectivas asambleas ordinarias anuales, no vacilaron en distribuir. De esta forma se fue produciendo en forma acumulativa, un progresivo “vaciamiento” que en algún momento, por enorme magnitud, ya no podrían seguir ocultando por más tiempo y los llevó a esa virtual “explosión”.

Desde ese momento se comenzó a tener cada vez mayor conciencia de la gravedad que asumía el inminente “default” a que se había llegado. Al principio argumentaron que fue causado por haberse equivocado en otorgar créditos hipotecarios a un millón de familias que no poseían suficiente capacidad de repago; razón por la cual, procedieron a encarar su desalojo. Esta situación era evidente, aunque constituía una parte -no la fundamental- que podía explicar racionalmente lo que estaba aconteciendo.

La emergencia abarcó a los seis mayores bancos de inversión -uno de ellos quebró- y también a los supuestamente omnipotentes consorcios industriales del mundo -con el City Bank y la General Motors & Co. a la cabeza- los cuales debieron ser objeto de un macro salvataje; el cual se materializó mediante la provisión de cuantiosos fondos a través de la Secretaría del Tesoro y la Reserva Federal por una suma que ascendió rápidamente a casi 6.8 billones de dólares.

Este proceso de inestabilidad se propagó de inmediato a los principales países de la Unión Europea, que habían estado adquiriendo acciones y diversos tipos de papeles emitidos por aquellos; hasta entonces muy codiciados y preferidos por suponerlos una de las “mejores inversiones” a nivel mundial. Al develarse la verdad -obviamente cuando ya era imposible seguir falseándola- los países más poderosos del Hemisferio Norte situados a uno y otro lado del Océano Atlántico, entraron en un virtual “tirabuzón” descendente que provocó una mayúscula “ola” de despidos que sumó a 25 millones de personas y la consiguiente caída de la actividad general en dichas economías. La evolución del segundo trimestre 2011 se presenta decepcionante pues la tasa interanual de crecimiento está ubicada por debajo del 1.0%.

Los países “emergentes” al margen.

Por primera vez desde que se tiene memoria el “resto” del mundo -liderado por China e India- dentro de un amplio colectivo que se ha dado en denominar de “economías emergentes”, no fueron arrastradas por los peores efectos de dicha situación y continuaron su gestión normalmente, incluso sosteniendo altos niveles de actividad. Argentina, integrante de este nucleamiento, después de un período de seis años (2003-08) en que ya se venían sucediendo elevadas tasas de crecimiento, en 2009 -como “rebote” de todo lo antes referido- bajó ese ritmo casi totalmente pero sin incrementar la desocupación preexistente.

No obstante, a partir de 2010 volvió a retomar la curva de ascenso con similar e incluso hasta con una ligera aceleración en dicho ritmo; lo cual le permitirá cerrar a fines del corriente de 2011, un periodo de nueve años con una expansión acumulada del 87.4%; performance totalmente inédita en todo el transcurso de su trayectoria como país independiente desde hace dos siglos. Mientras tanto, la recuperación en el Hemisferio Norte se viene demorando; al propio tiempo que vuelven a apelar y poner en vigencia programas de reducción del gasto publico de tal magnitud que, según las experiencias pasadas, solo agudizan la extensión temporal y económica del proceso recesivo en curso.

Los programas de “saneamiento” y la recesión.

Las condiciones reinantes no permiten abrigar ningún atisbo de optimismo y solo han logrado multiplicar las dificultades. Los analistas mas reconocidos admiten que existe una elevada probabilidad que se precipite una segunda y aún más profunda caída, de consecuencias casi imprevisibles que podría prolongar sus efectos negativos hasta 2020. Resulta evidente que si ello ocurre, no será nada fácil evitar que algunas derivaciones de semejante conmoción no se propaguen al resto del planeta y nos alcance. A fines de abril ppdo. el FMI presentó ante su primera Asamblea semestral del corriente año, un Informe que incluyó una proyección que llega al año 2016 de todos los miembros integrantes de dicho organismo que merece sea analizado detenidamente.

De los diez países más poderosos, sólo tres (China, India y México) aparecen con tasas positivas en ese lapso, llegando el primero de ellos, al finalizarlo con un PBI por encima del que adjudican a Estados Unidos y, por tanto, desalojándolo del primer lugar en ese podio. Argentina, por su parte, que en ese contexto está ubicada en el rango 22º, se la supone escalando un peldaño al 21º; y, después de los dos gigantes asiáticos, exhibiendo la mayor tasa media de incremento de su producto, acreciéndose a una tasa anual acumulativa estimada del 5.61%. Por lo expuesto, y según los parámetros habitualmente utilizados al efecto, se intuye que quiénes elaboraron dicho Informe ya disponían de suficientes elementos para presagiar esa diversa forma de transitar los próximos seis años; aunque es posible que no hayan medido en toda su eventual profundidad lo que ahora aparece bastante mas cercano y probable, como un verdadero “tsunami” económico-financiero.

Esto se vislumbra al advertir que para el caso de China, la tasa media anual aplicada en la proyección futura de crecimiento fue del 9.1%; o sea, apenas 1.2% por debajo de la preexistente. La mesurada conducción de dicho país se muestra cauto y nada triunfalista; incluso anuncia que habrá una cierta desaceleración pues están empeñados en combatir las presiones inflacionarias que podrían mejorar la tasa anual al doble de la actual, es decir, al 6.0%. Agregan además, que están encontrando mayores obstáculos para colocar en el mercado mundial sus excedentes -el principal destino ha venido siendo Estados Unidos- y que esa circunstancia los obliga a redoblar sus esfuerzos y tratar de diversificarlos en la mayor medida posible para cubrir todos los mercados del planeta.

Al propio tiempo han instado, en tono casi de reconvención, a la conducción de Washington para que actúen con la máxima dosis de seriedad. Se advierte que están muy preocupados por la reciente baja que una calificadora les impuso a los títulos estadounidenses -son los grandes tenedores de Bonos del Tesoro por un total de 1.16 billones de dólares-.y no dejan de enfatizar sobre la gravedad que supone la permanencia de un número tan elevado de desocupados en dicho ámbito (15.3 millones), por encima del 9.0% de la población económicamente activa. Tampoco ocultan que esperan para sí un cierto descenso en la tasa de crecimiento que, muy prudentemente, ubican alrededor del 7.0% para 2012; aún así sería suficiente para desplazar a Estados Unidos del primer lugar en el 2016.

Las perspectivas argentinas.

Dado que Brasil y China son los principales destinos de las exportaciones argentinas, resulta lógico suponer que en un mundo tan conflictuado, nos será muy difícil evitar que alguna “esquirla” nos alcance y, por tanto, probablemente el año próximo haya un ritmo de avance menos acelerado que el que se esta logrando para el bienio 2010-11; pero, de todas maneras, lo mas factible es que no baje del 5.0%. Debe tenerse muy en cuenta a ese efecto que, aún transitando un período recesivo, la cotización internacional de los cereales y oleaginosos, pese a algunos altibajos pasajeros, no bajen de los extraordinarios precios alcanzados debido a que, en la última década, se acrecentó la demanda mundial de dichos productos como consecuencia que se han sumado mil millones de nuevos consumidores que mejoraron sus ingresos y presionan sobre los mercados; sin resignarse a volver para atrás y retornar a situaciones que creen ya totalmente superadas. Nuestro país constituye, en la satisfacción de tales requerimientos, un proveedor que viene participando en forma cada vez mas significativa y ello le garantiza cierta continuidad en la actual sólida balanza comercial; reforzada por la gran reducción habida en el nivel de la deuda externa pagadera en moneda extranjera a terceros (apenas 14.0% del PBI).

Hasta la fecha los programas de expansión de la industria automotriz instalada en el país, mantienen las ambiciosas metas de llegara 850 mil unidades este año y trepar al millón para fines del próximo. Las especialidades en maquinarias agrícolas y la construcción, mantienen sus programas sin bajar el ritmo ni los objetivos; lo que prueba tienen unas buena dosis de confianza en el futuro. Esto no es poco, ya que debe subrayarse que por primera vez en la Historia una conmoción de semejante magnitud no ha hecho cundir el miedo y arrastrado a las economías “emergentes” (antes llamadas “en desarrollo”). Menos aun, que dos de ellas -China e India, donde vive casi el 40.0% de la población del planeta- han logrado preservar y conservar la tasa de crecimiento y el continuado ascenso en la demanda de bienes “commodities”; lo cual hace que los precios internacionales de éstos permanezcan en cotizaciones que, hace pocos años, eran casi impensables. Su influencia sobre la producción directa o indirecta de alimentos, como es el caso del trigo y arroz para los habitantes, además del maíz para el engorde de animales, han generado una nueva situación, hasta ahora también desconocida, que coadyuva sin pretenderlo, a “blindar” al circuito de los “emergentes”; pese a que la recesión persiste e incluso sigue extendiéndose al área de mayor desarrollo relativa del orbe.

La problemática mundial y el futuro.

Esta rápida visión, casi a “vuelo de pájaro” del mundo actual y de las condiciones vigentes en que está inserto nuestro país no puede cerrarse sin dejar de hacer una breve referencia a los múltiples movimientos de protesta que han venido generándose en carácter de “novedades absolutas”. Egipto, Túnez, Barhein, Yemen y, en general, todo el Medio Oriente; vienen siendo teatro de reclamos por mejores condiciones de vida y generación de fuentes de ocupación permanentes. Completan el cuadro de situación de estos tiempos las sucesivas y multitudinarias manifestaciones de los llamados “jóvenes indignados” que claman por cambios y mejoras; mientras los gobiernos del Reino Unido, Francia, Italia, España y hasta Israel -países donde han sido más numerosas- sus respectivos gobiernos tratan de acallar apelando sólo a medidas de corte represivo. No menos perturbadores son la extensión de los conflictos en Afganistán e Irak; los persistentes bombardeos a Libia por las avanzadas de la Nato con insólita cuan inexplicable autorización de la ONU; los cruentos enfrentamientos armados en Siria y las terribles oleadas de muertes debido a las tremendas “hambrunas” que asolan a los países del Africa subsahariana, donde unos 800 millones de seres están sometidos a programas de exterminio que la prensa mundial oculta apelando a un silencio criminalmente cómplice.

Semejantes escenarios contrastan con la anunciada eliminación total de carencias en materia de alimentos y la consiguiente erradicación del hambre y la pobreza extrema que, a fines de 2011, alcanzará -sin excepciones- a los 1.360 millones de habitantes de China. Pese a ello, de continuar las condiciones vigentes actualmente en el resto del planeta será apenas un “oasis”, pues el crecimiento vegetativo de la población mundial la llevará a 10.6 miles de millones para el año 2065.
 
Si la misma no es acompañada por un crecimiento del 70.0% en la producción de cereales, oleaginosos y carnes para alimentarla; compatibilizando ese logro con la creación de fuentes de trabajo e ingresos que permitan alcanzar un nivel suficiente de capacidad adquisitiva para que nadie quede al margen; el futuro será muy conflictivo, caótico y de diagnostico impredecible. En esa misión de prioritaria trascendencia ecuménica, Argentina, dotada de condiciones naturales excepcionales, tiene para las próximas décadas, una importantísima y promisoria misión a cumplir que coadyuvara a su propia definitiva consolidación.

 

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