A P I E   I n f o r m a

Boletín periódico bimensual | Número 30 - Septiembre de 2013

PRISM: ¿existe en realidad la privacidad en Internet?


Los recientes escándalos de cesión de datos al Gobierno de EE.UU. plantean dudas sobre si la Red es un lugar seguro
Fecha de publicación:
   
El responsable de la filtración de las actividades de PRISM es Edward Snowden, un antiguo empleado de la CIA que asegura que la cesión de datos bajo el programa de vigilancia ha tenido lugar de manera indiscriminada desde 2007
.
Entre las empresas que habrían colaborado están Apple, Microsoft, Facebook o Google. Las compañías implicadas niegan que esto sea cierto y hacen hincapié en que tales acciones violarían la ley norteamericana, que exige el mandato de un juez para entrometerse en una conversación o un intercambio de archivos privado. Es verosímil creer que estas firmas son las primeras interesadas en no perder la confianza de sus clientes, y mucho menos en incurrir en un delito al ceder los datos sin permiso de sus propietarios.
Una ley no apta para clientes extranjeros.
 
Pero, ¿qué ocurre cuando los datos y conversaciones compartidas pertenecen a clientes que no están amparados por las leyes norteamericanas? Al parecer el objetivo de PRISM no es tanto espiar a los residentes en EE.UU. (aunque Snowden afirma que también se ha hecho), como vigilar a los clientes extranjeros de las grandes compañías en las comunicaciones que tuvieran con ciudadanos estadounidenses y entre ellos.
 
En este sentido, estas empresas dirían la verdad cuando aseguran que no han cedido ningún dato que un ciudadano de su país haya compartido sin una orden judicial, pero no se aplicaría la misma regla a los clientes extranjeros, que son una proporción importante de los usuarios de Apple, Google, Yahoo! o Facebook. Estos no están amparados por la ley norteamericana y, por tanto, los datos que comparten pueden ser cedidos.
 
Si bien es cierto que las legislaciones de sus países les protegen, esta protección solo es aplicable a los datos almacenados en servidores establecidos en su territorio nacional, pero no a los que se albergan en servidores radicados en terceros países ni en los Estados Unidos. A este respecto, muchos de los servicios de las grandes empresas de Internet guardan los datos de sus clientes en servidores norteamericanos.
 
Del mismo modo, un archivo compartido en Facebook por un ciudadano norteamericano con otro extranjero puede ser interceptado en la página personal (y en el servidor) de la red social del ciudadano extranjero sin violar la ley de los Estados Unidos. Según ha reconocido el gobierno norteamericano, ha sido aprovechando esta ambigüedad como se han recogido muchos de los datos de ciudadanos nacionales.
Un sistema útil contra el terrorismo

Según el director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, James Clapper, el objetivo de PRISM no es espiar por sistema a los ciudadanos, sino detectar y monitorizar las comunicaciones de los usuarios que se consideran peligrosos para la seguridad nacional, en especial terroristas que pasan desapercibidos en el mundo real, pero que se comunican de forma activa en el digital.
Tal es el caso de los autores de los atentados de abril en Boston, cuyas comunicaciones políticas se producían en diversas redes sociales de manera abierta, sin que la CIA llegase a valorar su peligrosidad. Clapper ha asegurado que gracias a PRISM se evitaron similares atentados en la Bolsa y el metro de Nueva York.
 
¿Qué hacen con nuestros datos?

Sin embargo, y aunque su fin pueda ser lícito, PRISM recoge ingentes cantidades de datos de ciudadanos de todo el mundo, que no están implicados en ninguna actividad ilegal ni terrorista y que confían en las compañías a quienes contratan sus servicios para que guarden su intimidad. Más allá de que las diversas legislaciones nacionales no puedan protegerles, está la cuestión de qué se hace con estos datos.

Los representantes del Gobierno norteamericano señalan que no se utilizan para ningún fin ilegal, pero no dicen si se destruyen o dejan de estar a su disposición. Es lógico que pensar que para procesar tales cantidades de información se necesiten días e incluso meses, tiempo durante el cual los archivos estarán retenidos.

Tampoco se sabe a qué análisis son sometidos estos datos, ni si con ellos se hacen estudios de inteligencia para, por ejemplo, evitar futuras revueltas o cambios de gobierno en un país en el que EE.UU. tenga intereses. Con tecnologías como el Big data ya se pueden obtener conclusiones fiables del análisis de grandes cantidades de datos.
¿Se puede evitar ser espiado?

Es difícil conocer el alcance de PRISM, pero se sabe que el sistema funciona por defecto como un gran recolector de información que después va filtrando en función de diversas estrategias, como buscar palabras clave que indiquen inclinaciones políticas o religiosas determinadas o pensamientos proclives a la violencia. También se tendría en cuenta el país de procedencia y religión del autor de los mensajes y archivos, así como sus destinatarios y sus contactos en los servicios, o las compras que hacen en la Red. De este modo es fácil concluir que PRISM, en principio, recoge los datos de todos los ciudadanos no norteamericanos que tienen cuenta en Facebook, Google, Yahoo! o los servicios de Apple, entre otros.

Sin participar en plataformas tan populares como Facebook o Twitter, ni hacer búsquedas en Google o Bing, ni mandar mensajes por Gmail o Yahoo! o sin comprar en Amazon o eBay entre otras muchas actividades, se podría teóricamente evitar ser vigilado. Pero esto equivale para muchas personas a no tener ninguna actividad on line. Otras alternativas son utilizar métodos de cifrado para las comunicaciones personales o el uso de sistemas Proxy y redes VPN; de hecho, en EE.UU. ha crecido mucho el interés por este tipo de técnicas a raíz de las filtraciones.

Por Jordi Sabaté

 

| volver al sumario |


Nota

EL material del Presente Boletín puede ser reproducido libremente. Se debe indicar su procedencia y remitir la transcripción a boletin@apie.com.ar.

Si desea desuscribirse del listado de éste boletín envíe un e-mail a: apie@apie.com.ar con el asunto "borrar".

Asociación Profesional de Ingenieros Especialistas

JUJUY 441 - PLANTA ALTA - CP: 5000
CORDOBA - ARGENTINA
Tel./Fax: (0351) 423 6074
E-mail: apie@apie.com.ar

Diseño y Distribución del Boletín: Contacto Tecnologico