INTRODUCCION:
Ante el temor a la proliferación nuclear con fines no pacíficos la OIEA aprobó en Diciembre de 2010 la creación de un banco internacional de uranio levemente enriquecido para ser usado como combustible de centrales eléctricas.
De este modo unos pocos países poseerían la tecnología de enriquecimiento y los demás dependerían de la provisión del mismo bajo estricto control de la OIEA.
Por decisión del gobierno nacional y dentro del marco del renacimiento nuclear a nivel internacional la CNEA se abocó a la recuperación de sus capacidades e instalaciones del ciclo de combustible nuclear incluyendo el enriquecimiento de uranio que habían sido paralizados en el pasado.
Parte de esa recuperación incluye la reactivación del complejo Pilcaniyeu. Buscando consolidar la posición del país en la tecnología de enriquecimiento del uranio, para lograr su independencia en la formulación de estrategias energéticas.
(Editorial Boletín Energetico N° 26 CNEA)
PILCANIYEU
El Complejo Tecnológico Pilcaniyeu es una instalación de la
Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), ubicada en la
Provincia de Río Negro, en el paraje Pichileufú Arriba.
Cuenta con una superficie cubierta de 30.000 m2 dedicados
a las Plantas de Procesos, allí se producirá el uranio enriquecido
utilizado para potenciar el combustible para los reactores
nucleares de potencia.
El uranio se encuentra constituido esencialmente por dos isótopos:
el U238 y el U235.
En la naturaleza, el contenido de U235 es de 0.711 %, mientras
que el resto se encuentra constituido por el U238. Para ser utilizado
en reactores de potencia, el material se lleva a una concentración
isotópica que puede estar entre el 0.85 % y 5 %
para el U235.
El proceso de separación isotópica se realiza aprovechando
las diferencias de masas entre los isótopos.
El proyecto Pilcaniyeu consiste en enriquecer el uranio a través
del método de difusión gaseosa, aumentado la concentración
de U235 respecto de su porcentual en la naturaleza.
La capacidad energética demostrada por la tecnología nuclear,
sus múltiples aplicaciones (medicinales, alimentarias, agropecuarias,
etc. y la necesidad de proteger al planeta de las emisiones
de dióxido de carbono a la atmósfera, convierten a la energía
nuclear en una fuente sustentable y con altos niveles de
seguridad.
En esta materia, Argentina siempre se propuso tener el ciclo
completo del combustible (desde la minería del uranio hasta
el reprocesamiento del combustible quemado) con el fin de
generar un desarrollo tecnológico autónomo y eficiente en
los usos pacíficos de la energía nuclear.
Por ello, el gobierno argentino ha decidido reimpulsar las actividades
de enriquecimiento de uranio, dentro del marco de la adhesión
al uso pací_co de la energía nuclear y del cumplimiento
de los acuerdos garantizados por el Organismo Internacional
de Energía Atómica (OIEA), lo que permitirá a la Argentina consolidarse
entre el selecto grupo de 9 países que en el mundo
controlan este tipo de tecnología, impulsando un proyecto
que procura:
Aumentar la capacidad técnica preservando los conocimientos
adquiridos.
Extender la infraestructura necesaria para garantizar
el suministro de uranio a las centrales nucleares de potencia,
asegurando tecnológicamente la cobertura de la demanda
nacional de insumos nucleares.
Desarrollar métodos más eficientes de producir uranio
enriquecido.
Capacitar y llevar a cabo el licenciamiento del personal
en el manejo de la tecnología de enriquecimiento y actividades
conexas (alta especialización).
Mantener a la Argentina como miembro de los países
poseedores de la tecnología de enriquecimiento de uranio.
Historia del enriquecimiento de uranio en Argentina
En la década del 50’ el país era neto importador de petróleo,carecía de grandes
usinas hidroeléctricas y el parque generador nacional de usinas térmicas imponía
limitaciones al consumo.
En aquellos años se tomaron decisiones de "estrategia nacional" para alcanzar la independencia energética. Se estableció como política
de Estado el control de las fuentes de energía. La misma estaba
orientada al autoabastecimiento de petróleo y a la construcción
de las grandes represas hidroeléctricas. Cuando CNEA toma la iniciativa
de construir centrales nucleares como objetivo estratégico
dominar la tecnología del ciclo de combustible, para evitar dependencia
de terceros países. En aquel entonces se optó por el ciclo
de uranio natural, pues se pensaba que la tecnología de enriquecimiento
de uranio estaba fuera del alcance de nuestro país en ese
momento.
Hacia fines de los 70’ Argentina había comenzado una política de exportaciones
nucleares a América Latina muy ambiciosa, y ya se estudiaba la posibilidad de
introducir elementos combustibles de uranio levemente enriquecidos (del orden
del 1%), en la Central Nuclear ATUCHA I.
Esto permitiría aumentar el quemado de los elementos combustibles
a casi el doble, reduciendo por lo tanto a prácticamente la mitad
su consumo y la generación de residuos para una misma energía
producida, además de preservar las reservas uraníferas del
país.
En 1974, producto del contexto internacional, el tradicional proveedor
de uranio enriquecido a la República Argentina (EE.UU.) decidió en forma imprevista interrumpir el suministro de este material,
usado además en los reactores de irradiación e investigación.
Ante esta situación en CNEA se evaluó la posibilidad de
encontrar un proveedor más confiable, cuestión que era altamente
difícil debido a las crecientes restricciones internacionales.
La otra opción, era desarrollar la tecnología de enriquecimiento de
uranio para tener un ciclo de combustible nuclear autónomo, sustentar
la independencia del país en el manejo de sus recursos energéticos
y así disponer de un material altamente estratégico además
del conocimiento para lograrlo.
El objetivo del Proyecto Pilcaniyeu, fue producir uranio enriquecido
para la fabricación de elementos combustibles para reactores
de potencia y de investigación, dentro de las fronteras del país,
hecho que permitía alcanzar la independencia en el manejo del
ciclo de combustible. En consecuencia, se debía desarrollar una
tecnología adecuada para construir y poner en operación la planta
de producción, sin asistencia del exterior.
A partir de los 90’ por razones político económicas internas, se priorizó la
compra de uranio enriquecido al exterior.
Esta circunstancia provocó que durante esos años las actividades
se enfocaran casi exclusivamente al resguardo y preservación
de la tecnología y de las instalaciones
Una nueva realidad
El alza del precio del petróleo y la necesidad de instalación de
nuevas centrales de generación de energía eléctrica en el mundo,
han incrementado las expectativas de instalación de nuevas centrales
nucleares. Este marco, junto con el que las plantas industriales instaladas
entre la década del 50 al 70 están al fin de su vida útil, hace
que el mercado de uranio enriquecido enfrente una etapa de
cambio importante.
En el caso argentino se suman la decisión política del gobierno de impulsar
un desarrollo tecnológico autónomo, su vocación por fortalecer
el sistema nuclear con fines pacíficos y su afán por convertir
en una cuestión estratégica el control de las fuentes de energía,
en defensa de intereses nacionales.
Por este motivo en la planta de enriquecimiento se comenzó una
etapa de adecuación de los sistemas de monitoreo, protección radiológica
y a cumplimentar las nuevas medidas de salvaguardias de
material radiactivo.
Además, se incrementó el plantel de personal afectado a las tareas
de enriquecimiento de uranio, (de un número inicial de 10 personas,
en 2003, hasta la cantidad actual de 120) se han dedicado importantes
esfuerzos en la transmisión del conocimiento intergeneracional,
mediante el dictado de cursos de entrenamiento y capacitación -
se ha dedicado más de 20.000 horas hombre a la realización de
cursos y prácticas -.
También, se desarrolló una política ambiental destinada a mejorar
las condiciones de trabajo y adecuarse a las normativas vigentes
a escala nacional y provincial, modernizando los sistemas de recolección
y tratamiento de residuos, tanto industriales como domiciliarios.
Se realizaron diversas auditorias ambientales del sitio a fin de establecer
la situación de partida para esta nueva etapa de las actividades
y se llevaron adelante las tareas necesarias para cumplimentar los
aspectos regulatorios compatibles con las actividades desarrolladas,
tanto a nivel nacional como internacional.
El desarrollo tecnológico autónomo, la generación de energía
nuclear para usos pacíficos, la búsqueda de iniciativas seguras y
ambientalmente sustentables para las diversas aplicaciones nucleares,
convierte al Complejo Tecnológico de Pilcaniyeu en un eslabón
fundamental de la cadena que constituye el ciclo del combustible
y que permite armar que “aquí la Nación también crece”.
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