
Las sucesivas eras de Piedra, de Cobre, Bronce, Hierro, Carbón, Petróleo, hasta la Era Atómica, no son más que el trazo a mano alzada que el progreso humano escribe en el tiempo a partir del uso, explotación y aplicación tecnológica de diferentes recursos.
Metalúrgicamente hablando, hay indicios de una nueva alborada: la era del litio.
Las salinas de la Argentina, Bolivia y Chile concentran el 85 por ciento de las reservas mundiales del mineral y conforman un triángulo que la revista Forbes denominó la “Arabia Saudita del litio”.
Hay aires de una nueva revolución industrial en el mundo. El seguro fin de las reservas fósiles, sumado a que su uso ya es más nocivo que beneficioso, desde el impacto al medio ambiente hasta el (des)equilibrio político, anuncia el advenimiento de una tercera etapa en la evolución productiva. Y para la continuidad del planeta, deberá ser obligadamente ecológica. Por eso las fuentes alternativas de energía son la vedette del momento y entre ellas se destaca el litio, uno de los sucesores del petróleo.
Para la tecnología, el litio es la fiebre. Como el oro y los metales preciosos lo fueron para los conquistadores del Perú. Ante su relativa escasez, los barones de la alta tecnología y las principales automotrices hacen pública su preferencia por el litio, que si bien en sí no es una fuente de energía, es esencial en el desarrollo de baterías de almacenamiento eléctrico (en celulares, notebooks, satélites, automóviles) para este futuro próximo cada vez más dependiente de fuentes de energía renovables.
Es que la proliferación viral de las nuevas tecnologías que modifican la textura del mundo sólo oculta la absoluta dependencia que esta modernidad tiene con los recursos minerales, los metales y los combustibles fósiles. Como dicen los geólogos: lo que necesitamos, si no se cultiva, hay que extraerlo del suelo.
Si de la primera revolución industrial, marcada por la máquina de vapor y liderada por Inglaterra, la Argentina quedó afuera porque era colonia española, y en la segunda los intentos de Enrique Mosconi al frente de YPF no alcanzaron para ubicar al país entre los del primer mundo, ahora la Argentina tiene una nueva oportunidad para salir del rol de proveedora de materia prima.El valioso litio es un elemento químico de la familia de los metales alcalinos y es extraído del agua del salar. A través de un proceso simple de bombeo y evaporación, se logra la precipitación de distintas sales, quedando un residuo enriquecido de litio, cuyos valores de concentración se calculan en alrededor de 300 gramos por tonelada de salmuera.
Pilas y política económica
Pero más allá de la pura química en torno del litio hay cuestiones geopolíticas, económicas y ambientales que requieren debatirse. Las baterías de litio ion fueron una idea que desde la Universidad de Binghamton en el año 1970 se le propuso a Exxon. Su recargabilidad se descubrió en el año 1982 en el Instituto de Tecnología de Illinois.
El litio es el metal más liviano (el tercer elemento en la Tabla Periódica), tiene el mayor potencial electroquímico y proporciona la mayor densidad de energía. Las baterías recargables que usan litio son capaces de proporcionar tanto una elevada tensión como una excelente capacidad, produciendo una densidad de energía alta. En 1991 Sony comercializó la primera batería de litio ion y revolucionó la industria electrónica de los equipos portátiles, luego le siguieron otros fabricantes.
Hoy en día, las baterías de li-ion son las que más se comercializan. “Se calientan poco y desplazaron a las de níquel cadmio”, explica el químico Juan Collet del Departamento de Materiales de la CNEA. Para él, el litio es sinónimo de energía en el espacio, ya que “por reglamentación, todas las misiones satelitales tienen que usar celdas de litio ion, que son más livianas y menos peligrosas que las anteriores de hidrógeno níquel” y en los futuros reactores nucleares a fusión, “porque se utiliza como transportador de energía y como refrigerante”.
La historia de este elemento se remonta al universo primitivo. El litio –el núcleo de litio– es el misterioso tercer jinete del Big Bang, que junto al helio y al hidrógeno serían los elementos primordiales, producidos por síntesis nuclear tras el primer estallido y los primeros segundos del universo. Su etimología viene del griego y significa “piedrecita”.
Y hablando del Big Bang, la Argentina podría encaminarse a una gran explosión productiva de su mano, dado que cuenta con la tercera reserva del mundo.El país ocupa el tercer lugar en importancia en cuanto a reservas mundiales de este petróleo blanco, que se estiman en once millones de toneladas métricas (tnm), detrás de Bolivia, que concentra el 50 por ciento en el salar de Uyuni, y Chile, que tiene el 25 por ciento con el salar de Atacama.
En total, las salinas de la Argentina, Bolivia y Chile concentran el 85 por ciento de las reservas mundiales del mineral, y según adelanta el biólogo Rodolfo Tecchi, director de la Agencia Nacional de Promoción Científica, “el país tiene la oportunidad para participar en la próxima revolución industrial, y frente a este recurso, salir del rol de mero proveedor de materia prima. El litio puede constituirse en un punto de inflexión en el modelo de explotación minera a partir del desarrollo de tecnología de punta”.
Es cuestión de hacer cuentas. La tonelada de carbonato de litio cotiza hoy a unos seis mil dólares, en el 2003 cotizaba a 350 dólares.
Una batería de litio se fabrica con cinco kilos y cuesta unos 25 mil dólares.Pero no es la primera vez que el litio camina por el trampolín hipotético del desarrollo nacional. Ya en la década del ’50 Ronald Richter al frente del Proyecto Huemul utilizó litio como reactivo en sus experimentos. Y si bien embarcaba al país en el sensacional fraude del dominio de la fusión nuclear, el descubrimiento del fraude dejó implantado el germen de la temprana investigación nuclear argentina.
Territorialización
¿Qué hace rico a un territorio? ¿La mera contemplación de los recursos naturales o la posibilidad de una explotación amigable, para desarrollar una industria?
A la par de las potencias mundiales que lo consideran un recurso estratégico, la provincia de Jujuy fue la primera en pisar fuerte. Mediante el Decreto Acuerdo Nº 7592 del 2 de marzo pasado, declara de interés las reservas minerales que contengan litio poniendo el acento en la protección ambiental de sus ecosistemas sumamente frágiles y crea un comité científico que deberá analizar cada proyecto de exploración y explotación de litio.
La ventaja aparente es que esas reservas se localizan en forma de salmueras en Jujuy, Salta y Catamarca, sin necesidad de exploración subterránea, lo cual permite que su explotación sea eficiente y amigable con el medio ambiente.
El primero en vislumbrar el potencial del litio en la Puna fue Luciano Catalano en la década de 1920, que tuvo el mérito de advertir el valor del litio de los salares, mucho antes de la fiebre de las baterías para celulares y notebooks.
Catalano es casi un desconocido para la historia de la ciencia argentina, que se doctoró en química, se especializó en geología y mineralogía, y al que se le deben los primeros trabajos sobre hierro en Zapla, uranio en Córdoba y los boratos de la Puna. Tiempo después, en 1964 publicó un trabajo anticipatorio “El litio: una nueva fuente de energía natural”, donde mapea los yacimientos de litio, avizora posibles usos futuros, el rol del Estado y las empresas.
El énfasis lo pone en que los “minerales estratégicos” deben recibir “valor agregado” en el país, para “crear riqueza social, capacidad técnica, y no exportar mera materia prima, lo cual genera pobreza y atraso”. Sin dudas, una disyuntiva contemporánea es ser exportadores a granel de la commodity del futuro o desarrollar una nueva industria de energía. ¿Qué vale más: una tonelada de litio o un kilo de batería?
Algunas respuestas tal vez se arriesguen el 28 y 29 de abril en San Salvador de Jujuy en el primer seminario que organizan los ministerios nacionales de Ciencia y Tecnología e Industria y el gobierno de Jujuy, con expertos de Conicet, UBA, Conea, Invap, Universidad Nacional de Tucumán y de la Corporación Minera de Bolivia. Prometen analizar en profundidad la posibilidad cierta de que el sistema de ciencia y tecnología argentino se incorpore o no a esta “carrera” por el conocimiento y manejo de las tecnologías de industrialización de litio.
“Donde hay un salar, hay litio. Pero no en todos se puede extraer y no todos son rentables”, dice Pablo Adad, socio gerente de Minera Santa Rita, del grupo familiar Yampa. La empresa extrae boratos de las minas Patitos (salar Centenario, Salta) y San Antonio (salar Caucharí, Jujuy) y firmó un convenio con los grupos Bolloré y Eramet, de Francia, para la exploración de sus yacimientos. “Hay que usar tecnología onerosa, con gastos e inversiones de mucho riesgo para una empresa familiar –detalló–. Para que sea rentable el contenido de litio debe ser elevado en partículas por millón y tener movilidad en las napas subterráneas del salar para extraerlo por bombeo.”
Exploración es la palabra de moda: al menos una docena de empresas transnacionales trabaja sobre los salares del norte argentino para determinar la factibilidad de extracción de litio. Es un negocio promisorio: en 2008 sólo uno de sus derivados, el carbonato, movió 590 millones de dólares.
El país ocupa el tercer lugar en importancia en cuanto a reservas mundiales, que se estiman en once millones de toneladas métricas (tnm) y cotizan a siete mil dólares la tonelada. El primero es Bolivia, que concentra el 50 por ciento en el Salar de Uyuni, y el segundo, Chile, que tiene el 25 por ciento con el Salar de Atacama.
Según el centro de Estadísticas Geológicas de Estados Unidos, la producción está en manos de once países, liderados a nivel de comercialización por Chile, que vende anualmente 12 mil tnm, equivalente al 43,8 por ciento del mercado. Lo siguen Australia, China y en cuarto lugar, la Argentina, que acapara el 11,68 por ciento del mercado con la venta de 3.200 tnm anuales, un 6,67 por ciento más que el año anterior. Tres naciones no explotan todavía sus yacimientos, entre ellas Bolivia, que puede dar vuelta el panorama mundial cuando comience a producir en Uyuni, un salar con un valor estimado en 515.000 millones de dólares.
“El litio puede constituirse en un punto de inflexión en el modelo de explotación minera en el país. Participamos del exclusivo club de poseedores de un recurso estratégico para la fabricación de acumuladores eléctricos que, además de su mayor eficiencia, no contaminan el ambiente al ser desechados”, señala Rodolfo Tecchi, miembro del Directorio de la Agencia Nacional de Promoción Científica, dependiente del Ministerio de Ciencia y Técnica.
La inflexión se producirá a corto plazo y seguirá el ritmo de la fabricación de automóviles eléctricos, del tipo plug in (se enchufan durante la noche para recargar las baterías), o híbridos, que cuentan con dos motores, uno eléctrico y otro de combustión interna. Ese segmento ocupa hoy el uno por ciento del mercado (60.000 coches) pero para 2015 se espera que el stock alcance los dos millones de unidades.
Extracción de litio en Jujuy
Con el objetivo producir baterías para autos eléctricos, la automotriz Toyota se sumará a la explotación de un yacimiento de litio en la provincia de Jujuy. Argentina podría ser dentro de pocos años el primer productor mundial de litio.
Con el objetivo de asegurarse un material clave para la producción de baterías para autos eléctricos, la automotriz Toyota se sumará, por medio de una subsidiaria, a la explotación de un yacimiento de litio en la provincia de Jujuy.
El acuerdo fue anunciado ayer por Toyota Tsusho (que es propiedad en un 21,8% de la automotriz japonesa) y por la minera australiana Orocobre, que ya está operando en las etapas de exploración y estudios de factibilidad en el Salar de Olaroz, en la región de la Puna.
Según el acuerdo difundido simultáneamente en Tokio y Sydney, Toyota Tsusho desembolsará 4,5 millones de dólares para completar el estudio definitivo de factibilidad, que debería estar listo para el tercer trimestre de este año. En ese momento, la compañía japonesa (principal proveedora de la automotriz y con vínculos contractuales con Sanyo y Panasonic, entre otras) adquirirá el 25% del emprendimiento a los valores de ese momento.
Cuando presentó el proyecto ante la Secretaría de Minería de la Nación, hace tres meses, Orocobre estimó la inversión final del proyecto en 400 millones de pesos e informó que su desarrollo crearía entre 160 y 200 puestos de trabajo directos, que llegarían a mil si se sumaran los indirectos. La firma australiana estima un potencial de producción de 15.000 toneladas anuales de carbonato de litio (unos US$ 72 millones, a valores de hoy) y 36.000 toneladas anuales de potasio.
Toyota Tsusho, que ocupa el sexto lugar mundial entre las comercializadoras, se comprometió además a gestionar con el gobierno de Japón una línea de financiamiento de bajo costo para cubrir el 60% de la inversión en la Argentina. Orocobre, que retendrá el 75% de las acciones, estará a cargo de la operación, cuyo inicio está previsto para 2012.
"En la medida en que la demanda de autos eléctricos amigables para el medio ambiente continúe creciendo, Toyota Motor tendrá la oportunidad de convertirse en un cliente fundamental", dijo el director gerente de Orocobre, Richard Seville.
Toyota lidera a nivel mundial la producción de automóviles con motores híbridos de nafta y electricidad. Pocos meses atrás presentó en la Argentina su modelo Prius, el más vendido en Japón. La filial local de Toyota confirmó ayer el anuncio realizado en Tokio, pero dijeron desconocer mayores detalles de la operación.
Industria en expansión
"Que Toyota haya ingresado en este mercado es una imagen muy importante para mostrar hacia el mundo", comentaron ayer en la Secretaría de Minería. Su titular, Jorge Mayoral, participará el lunes de un seminario para inversores mineros en Pekín y no descartaba usar este dato como carta de presentación.
El litio, el metal más ligero en la tabla periódica, es también un insumo clave en las baterías de ion de litio, que se usan en teléfonos celulares, computadoras portátiles y otros artículos electrónicos. El mercado mundial de baterías de ion de litio para autos, que movió 32 millones de dólares en 2009, aumentará a US$ 21.800 millones para 2015 y a 74.100 millones para 2020, según la consultora A.T. Kearney.
Aunque se estima que la mitad de las reservas del mundo de litio están en Bolivia, ese país todavía no lo explota. Según datos oficiales de 2008, la Argentina (con 3200 toneladas anuales) peleaba el tercer puesto con China en producción de litio, detrás de Chile y Australia.
Hoy ya se producen en el país más de 6000 toneladas de litio puro (que se elevan a 19.000 si se consideran los subproductos carbonato de litio y cloruro de litio). Ayer, justamente, se anunció otro proyecto de producción de litio, por parte de la minera peruana Li3 Energy, que se comprometió a invertir 20 millones de pesos en exploración en los salares de Centenario, Rincón y Las Pocitas, en las provincias de Salta y Jujuy. Esa etapa podría llevar hasta 30 meses y luego la empresa prevé una inversión de 400 millones de pesos para la construcción del proyecto.
Las autoridades mineras argentinas creen que, con los nuevos emprendimientos, el país podría ubicarse dentro de pocos años como primer productor mundial de litio.
(1) El Argentino
Página 12
La Nación
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