La ciudad de Córdoba está ubicada en una región semiárida, cuya característica es la escasa disponibilidad del recurso hídrico superficial. Esto, junto a los largos períodos de sequía que padecemos, la concentración de precipitaciones en la época estival y una red fluvial de bajo caudal, entre otros factores, completan un cuadro de situación que los técnicos definen como “estrés hídrico”.
Pero sumado a lo adverso de esta realidad, en nuestra ciudad se registran elevados niveles de consumo domiciliario, muy superiores a los habituales en otros lugares de la provincia y el país y muy por encima de la media mundial. Las conductas de derroche y la ausencia de hábitos de uso eficiente del agua agravan la escasez y nos ponen ante un desafío clave: el de fomentar en la sociedad una verdadera cultura de consumo y cuidado del agua.
Desde Aguas Cordobesas asumimos esta realidad y por lo tanto, nuestro desafío diario es el de gestionar la tecnología y los recursos adecuados para lograr el mejor producto del modo más eficiente. Sin embargo, el verdadero cambio requiere del compromiso de todos: de nada sirve un recurso bien gestionado y de calidad, si no aprendemos a preservarlo.
En este sentido, resultó clave la implementación de un nuevo de régimen de facturación: el régimen medido. Dicha medida tiene la clara finalidad de que, a través de una señal económica, se desaliente el derroche o mal uso del agua. Al contar con la medición, el cliente paga de acuerdo a lo que ha consumido en realidad, ya que a mayor derroche mayor costo. En cambio, una cuota fija incentiva al malgasto.
Ahora bien, ¿qué hacer desde nuestro ámbito para colaborar en la preservación de este elemento vital? Es bueno saber que hay pequeñas acciones que pueden ayudar mucho. En primer lugar, se trata de tomar conciencia: comprendiendo que el agua es un recurso escaso y valioso, y compartiendo esta información en nuestra comunidad, ya estamos dando un paso para su preservación.
El uso solidario que podamos realizar del agua potable en nuestras casas es otra de las acciones que pueden ayudar mucho: preservar cada gota en nuestras tareas cotidianas, en la cocina, el baño, el lavadero o el jardín son actividades que ahorran mucho. También podemos colaborar en forma directa en la preservación de las cuencas hídricas de nuestras localidades, evitando la contaminación de las mismas, es decir, no arrojando basura e impidiendo que otros lo hagan.
Debemos trabajar mancomunadamente para avanzar hacia una nueva concepción del consumo, más justa y racional. Hacia esa dirección apuntan las diversas medidas que ponemos en práctica desde Aguas Cordobesas: la tecnología aplicada en nuestras plantas potabilizadoras y redes de distribución permite hacer un uso racional del recurso, al mismo tiempo que minimizar el impacto medioambiental y asegurar el consumo de agua potable, controlada y segura.
Pero tengamos presente que si el agua es de todos, la responsabilidad sobre su cuidado también lo es. Su preservación debe ser entonces nuestro compromiso hacia el futuro.
Lic. Marcela Dávila
Jefa de Relaciones Institucionales
Aguas Cordobesas
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